FRANK HERBERT: EL HOMBRE COMO PROYECTO, por Ricardo Rubio

                                              “Arrakis: el planeta conocido como Dune; tercer planeta de Canopus.”

"Dune" de Frank Herbert

«Dune» de Frank Herbert

No hace mucho tiempo, por mérito de una producción cinematográfica, se popularizó cruzando todas las fronteras, una llamativa pieza de ciencia ficción: “Dune”, primera novela, de una saga de seis, del periodista, fotógrafo, ecologista y, a la postre, escritor Frank Herbert.FRANK HERBERT - PROYECTO 40 Desde un principio sorprende el profuso contenido esotérico y el amplio y ecléctico manejo simbólico, ora arquetípico ora subliminal, que va edificando una concepción mística tan difícil o tan fácil de entender como cualquiera de las conocidas. El cúmulo de conocimientos desplegado en la narración evidencia que el autor se ha interiorizado, con un interés que trascendió la necesidad expresiva, en prácticas y concepciones de distintas magias religiosas, de las que ha tomado principios universales y que luego, enlazados con los suyos, ecologistas, no tarden en pregonar que, en la vida de un ser humano civilizado, lo más importante enraíza en la seguridad interior, en la integridad y coherencia, la persistencia de la fe en sí y en el desprecio por lo artificial, universo en el que cada día estamos más inmersos, llámese robótica o informática (el triunfo final en Dune está posibilitado por la mediación de un animal propio del planeta Arrakis, un gusano gigante —Shai-Ulud—, y por la fuerza interior de un hombre que se exterioriza por medio de “la voz”, con la que un adepto adiestrado logra controlar a los demás u obtener con ella la potencia de un arma letal).

"Dune", película.

«Dune», película.

En un segundo momento, nuestra atención será sorprendida por las múltiples e intrincadas acciones de los numerosos personajes. Con un clima general basado en el misterio y en las intrigas, utilizando afluentes clásicos: lo cortesano, por ejemplo, y lo honorable y la fidelidad, Herbert describe psicológicamente todas las intenciones del personal que interviene en su fantasía, sin perder de vista los pensamientos: las especulaciones y los recursos de los mismos (característica que aparece asiduamente en su discurso); y va tejiendo una maraña que, con la seriedad de un tema decisivo, se comprende sin demasiado esfuerzo, pese a lo que pudiera creerse por las abigarradas acciones de tantos insólitos como originales personajes.

Frank Herbert

Frank Herbert

Frank Herbert no repetirá en las siguientes cinco novelas de “la especia” ni en “Proyecto 40” el clima tenso y emocional del primer tomo de la saga “Dune”. “Proyecto 40” nos delata a un escritor apresurado por concluir una historia que no termina nunca de desarrollarse, de rica imaginería y de gran factura, concluye abruptamente, como si una fuerza superior lo hubiese obligado a terminar (¿contrato quizá?). Lo cierto es que en Proyecto 40 los personajes carecen de importancia, y este concepto es totalmente opuesto al de “Dune”, pero es también opuesto al concepto de cualquier lector, que no puede -ni tiene porqué- separarse de su subjetividad, si bien en la novela se nota claramente el intento de Herbert de destrozar protagonismos e imaginar al hombre en una comunidad absolutamente «lógica» con el comportamiento social de las abejas (el comportamiento de las abejas es práctico -lo lógico es otra cosa-, es simplemente el quehacer de una especie que comparte la tierra).
Pienso que un autor de novelas debe considerar las segundas implicancias de sus conceptos: en el caso de “Proyecto 40” se expone una concepción trascendental de la vida que atenta contra la identidad de un modo masivo, una olvidada especie de idealismo objetivo que no puede conducir de ningún modo a la verdad (imposibilitado por definición), ya que le da al individuo lo que quiere desde el punto de vista animal y no lo que el individuo necesita desde el desarrollado punto de vista humano. Es preferible “Dune”, donde cada personaje se manifiesta tal cual es, y se exponen claramente y en primer plano los valores que hacen que aún conservemos la esperanza en nuestro mundo.

Ricardo Rubio

Ricardo Rubio