EL OTRO QUE HABITO, poemario de JORGE BACH

Presentación del poemario «El otro que habito», de Jorge Bach, en la Biblioteca de Pinamar. el jueves 8 de dicembre de 2016.

"El otro que habito"

«El otro que habito» de Jorge Bach.

 

Jorge Bach con Cristina Daniele.

Jorge Bach con Cristina Daniele.

 

 

Jorge Bach en la Biblioteca de Pinamar.

Jorge Bach en la Biblioteca de Pinamar.

Jorge Oscar Bach nació el 3 de agosto de 1964 en la localidad de Morón. Es profesor de literatura, Licenciado en Enseñanza de la Lengua y la Comunicación y Magister en Comunicación, Cultura y Educación por la UAB.
Participó del grupo literario La Luna Que y es fundador del grupo Arte en tus manos cuyo propósito es fomentar la labor de y en artistas jóvenes y adolescentes.
Sus trabajos pedagógicos fueron publicados en Bolivia, Chile, España y México y en los libros de Salvador Ottobre “Profe no tengamos recreo” y “Dónde quedó mi Tamagochi” en la República Argentina.
Es ensayista y autor de los libros “Historias del fin” (relatos breves) y “Jazmines de la calle oscura” (poesía). Sus obras fueron publicadas en diversas antologías.

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Prólogo del libro:
El dolor del exilio, “No soy más que un extraño”

Desarrollado a partir de un yo poético que recorre lugares conocidos y cotidianos, el poemario de Jorge Oscar Bach fija la mirada en imágenes que muestran un mundo al que se pertenece y no. Así, la contemplación se convierte en una exploración persistente y cruda sobre la paradoja humana de ser observadores, críticos y participantes de un mundo del cual hay que separarse: me desprendo/con sumo cuidado/de las vacilaciones/y camino por las calles.
Este yo interroga al mundo, medita y concluye que el exilio es la herramienta primera e imprescindible para cuestionar y transformar, mientras por los espacios/transita el mundo,/en la fuga/apenas distingo las sombras/que se funden en el suelo (…). El denominador común en El_otro_que_habito es esa mirada extranjera que se aleja para sobrevivir, soy quien habita la calle, /las ruinas, /las sombras. Es necesario, nos dice, mirar desde afuera, alejarse para ver y comprender, Migro, /no mires con recelo. /Duele este lugar de lejanía.  
El tono es coloquial, una voz serena y sin estridencias transmite, sin pausas, el mundo que ve, Acaso sobreviva en la metáfora; /la realidad hiere. Su propia percepción es el eje que ordena el mundo, Siempre estoy allí/aunque nunca llegué del todo.  Invita a un recorrido, a un paseo por lugares, experiencias y recuerdos, a compartir la percepción: Percibo un recuerdo, /una silueta/velada detrás de la niebla. /El ojo saborea esa incomodidad, /es el testigo/o el verdugo que afila los temores. /Podrás decir que es una pesadilla, /es el silencio/con el que me acostumbré a caminar/sobre empedrados musgosos/y recuerdos húmedos.
En estos poemas conviven y se asocian lugares, memorias, sucesos habituales. Se enriquecen en la yuxtaposición, la confluencia, el cruce de referencialidades. Convierten la mirada en reveladora, no soy quien anhelo, /sino un vínculo con el mundo/que gime por arrogancia; /un vínculo/con la sombra de la muerte; /un vínculo/que se revuelve en soledad. De allí que este libro fusione cinco zonas (Despierto, Y lejano al corazón, Lejano al tiempo, Lejano al mundo, Reclamo la vida)  y un Apéndice.
“Despierto” – Reúne poemas vinculados a la temática temporal y la inevitable fragilidad humana: Somos el blanco de una metáfora. Soy tan leve como la hoja. El tiempo siempre/parece lejano, /un latido extraviado/que se vierte en cúmulos de sangre/embebidos de poesía. Vengo de los laberintos/con las virtudes de la norma/y del error.
“Y lejano al corazón” – Los poemas que ahondan sobre las tareas inconclusas o imposibles de concretar: Existir en el viento/como un manto de hojas/que en el otoño/se lleva la vida. Renegarán las aves de su eufonía/habrá silencio/y algo que fuimos caerá del despojo. Yo sé que el tiempo pasa/y que no soy más/que nostalgia de lejanía. (…) mucho de lo que no he vivido/ya no podrá ser/y mucho de lo que esperaba/jamás será.
“Lejano al tiempo” – Poemas cuya materia cuestiona el destino, la fugacidad de la vida y a dioses perversos y poco compasivos con la especie humana: (…) es la naturaleza de la especie. Los atrajo el gemido de la lápida, /el hueco mórbido, /la fosa vana. (…) al fin descansan/y la luz, que antes/les avivó los ojos, /barro y gusano/la condenaron/a la oscuridad del hueso. El tiempo/nos cambia la visión del mundo. Es el final del día, /de la fuerza de los ciclos, /de la costumbre de esperar/la mañana/hasta el tiempo/en que ya/no temamos a la muerte. Transito el otoño/algunos brotes perduran/los restos resecos/se entregan/al fastidio del tiempo. Huyen los días/y, mientras huyen, /todo se hace breve, /inseparable, /profundo, /colmado de la vida/que solo conoce/el límite de los años.
“Lejano al mundo” – El poeta reflexiona sobre el tiempo y la muerte: Quién se atreverá a hacer silencio/para escuchar/la sentencia del atardecer. No tolero/el olor a viejo ni la angustia/ni la sombra/que se adueñó de las ventanas. /No voy a huir; /ensayo un desafío/y me bato/con los ojos cerrados. Soy un martillo/encadenado a un yunque/y cada golpe se hace eco/de voces, gritos, gemidos. /Y los busco y los sigo/y lucho por retenerlos/y una y otra vez y siempre/y siempre vuelvo a las batallas, /en inacabables eras, /en inacabables círculos piadosos. (…) ya no sé cuándo fui atado/a la roca oscura de Prometeo, /ni a la rutina de Sísifo; /acaso lo hice yo/o fue la palabra mágica de los ancestros/o la burla de los dioses, /no lo sé; /pero en algún momento/algo o alguien ofrendó esta sangre/y la hizo mi condena. La diferencia es el tiempo, /su paso o su dimensión.
“Reclamo la vida” – Los poemas que giran en torno a la inevitabilidad del destino y al amor como refugio y salvación. Luces y sombras se conjugan y dan paso a una esperanza: Penumbras, /no las voy a evocar. /Así espero/que tu sombra invernal/no se extienda con el sol.
“Apéndice” – Poemas dedicados al padre. Las pérdidas y la orfandad, son analizadas sin tregua.
Dueño de un estilo  intenso y despojado, Jorge Oscar Bach nos sumerge en el pensamiento más profundo con lenguaje cotidiano y directo. La lectura es ágil, los versos fluyen armónicos y conducen por un camino que nos lleva a una subjetividad que propone nuevos rumbos, otra manera de cuestionar la existencia y su relación con lo real, Soy un sonámbulo, /presiento lo que soy/y en inquietantes guiños de oscuridad/descubro/el sentido de lo que espero.
Su poesía describe situaciones y lugares, se interroga por el sentido de la existencia y plantea una poética que muestra la búsqueda de la palabra justa, precisa para romper con la tradición y construir un universo que nos invita a compartir.
Sentido y ritmo transmiten, develan un yo poético que vaga por el mundo, contempla y se contempla, se sabe observador y no puede evitar preguntarse por la existencia misma. Mirada y pensamiento conectados con las preocupaciones ancestrales: el devenir del tiempo y la paradoja de aprehender el mundo y alejarse para hacerlo: En eso consiste la tristeza de errar, /en la vida que te llevás/como ave nocturna.
La escritura en El otro que habito representa ese devenir en curso inacabado y eterno, la distancia del yo con su objeto, el cambio, la transmutación, la relación con la naturaleza y el paisaje: Al fin y al cabo, /la única forma de resistir la historia/-entiendo-/es esta palabra/que no renuncia a lo que soy.
Un lirismo puro, casi arcaico, señala la pertenencia, la fragilidad y el dolor por el exilio, es canto de tristeza/y no puedo evitarlo. Este libro de Jorge Oscar Bach convoca a la aventura, su lectura es el desafío de aceptar la precariedad humana y ver en estos poemas su condición mediadora para cruzar los límites de lo cotidiano y ver más allá esos “otros mundos” que están en éste, al decir de Paul Eluard.

Cristina Daniele

Poemas de Jorge Bach

Diario del silencio

Percibo un recuerdo,
una silueta
velada detrás de la niebla.
El ojo saborea esa incomodidad,
es el testigo
o el verdugo que afila  los temores.
Podrás decir que es una pesadilla;
es el silencio
con el que me acostumbré a caminar
sobre empedrados musgosos
y recuerdos húmedos.

Síndrome otoñal

A mis hijas

Mientras las hojas
entregan al otoño
la sequedad de los tejidos,
abrazo a mis hijas.
Es lo que puedo hacer;
en tanto,
soy tan leve como la hoja.
El tiempo siempre
parece lejano,
un latido extraviado
que se vierte en cúmulos de sangre
embebidos de poesía.
No quiero la tristeza
ni la soledad
ni decir lo que debería.
Se acerca el tiempo
de preparar los gajos,
de regalar un rosal
para que algo quede,
para que no todo se pierda.

El polen, la memoria y el viento

Existir
como el polen
sustraído
por el viento.
Recordar,
suspirar,
anidar
las garras
bautismales
de la memoria
y la blancura
del jazmín.

Lejanía

Migro,
no mires con recelo.
Duele este lugar de lejanía.