EUFONÍA, Antología Poética

14x20, 80 pag.

Poesía (2009).

Leyenda Editorial: SADE Oeste Bonaerense.

INTERVIENEN:

Norberto Alessio, Susana Álvarez, Gabriela Antón, Manuel Asorey, Rubén Balseiro, Pedro Bidegain, María Angélica Cabanillas, Jorgelina Caial, Carlos Carbone, Nélida Carpinetti, Haydeé Cimadoro, Alba Correa Escandell, Juan De Biase, María Amelia Diaz, Elsa Fenoglio, Olga Ferraguti, Constancia Fioti, Élida Franco, Ernestina Gallo, Ana María García, Irma Garone, Elsa Gervasi, Lilia Goldberg, Irma González, Estela Herrera, Jorge Hirsch, Osvaldo Hueso, Nélida Jurado, Zahira Kezelman, Carlos Kuraiem, Susana Lamaison, Ada Lerner, María Teresa Lo Gioco, Jorge Luis López Aguilar, Pablo Marrero, José Martínez-Bargiela, Graciela Mena, Lía Miersch, Osvaldo Milano Arrieta, Herminio Milovich, Juan Carlos Molinuevo, Silvia Montilla, Juan Alberto Núñez, Elvira Otero, José Antonio Panizzi, Alicia Paulucci, Norma Pazos, María Luisa Peña, Raúl Pérez Arias, Jorge Pintos, Alberto Luis Ponzo, Rosa Rey, Ricardo Rubio, Ana María Scagnetti, Bernabé Sosa, Boris Stoyanoff, Roberto Taberner, Juan-Jacobo Bajarlía, Norberto Corti, Ester de Izaguirre, Eugenio Mandrini, Graciela Maturo, Carlos Pensa, Enrique Sandri, Marcos Silber y Andrés Utello.

Publicado en Ada Inés Lerner, Alba C. Escandell, Alberto Luis Ponzo, Alicia Paulucci, Ana María García, Ana María Scagnetti, Andrés Utello, Élida Franco, Bernabe Sosa, Boris Stoyanoff, Carlos Kuraiem, Carlos N. Carbone, Carlos Pensa, Constancia Fioti, Elsa Fenoglio, Elsa Gervasi, Elvira Otero, Enrique Sandri, Estela Herrera, Ester de Izaguirre, Eugenio Mandrini, Gabriela Antón, Graciela Maturo, Graciela Menna, Haydeé Cimadoro, Herminio Milovich, Irma Garone, Irma González, Jorge Hirsch, Jorge López Aguilar, Jorge Pintos, Jorgelina Caial, José Antonio Panizzi, José Martínez-Bargiela, Juan Alberto Núñez, Juan Carlos Molinuevo, Juan De Biase, Juan-Jacobo Bajarlía, Lía Miersch, Lilia Goldberg, Manuel Asorey, María Amelia Díaz, María Angélica Cabanillas, María Luisa Peña, María T. Lo Gioco, Marcos Silber, Nélida Carpineti, Nélida Jurado, Norberto Alessio, Norberto Corti, Norma Pazos, Olga Ferraguti, Osvaldo Hueso, Osvaldo M. Arrieta, Pablo Marrero, Pedro Bidegain, Raul P. Arias, Ricardo Rubio, Roberto Taberner, Rosa Rey, Rubén Balseiro, Silvia Montilla, Susana Álvarez, Susana Lamaison, Zahira Kezelman. Etiquetas: , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , . Leave a Comment »

MONOCORDIA, de José Martínez-Bargiela

14x20, 100 pag.

Poemario póstumo de José Martínez-Bargiela (2010).

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RETINA

Miro
desde donde no veo
la frutilla
de mi niñez
dorando
albares
de la casa
solariega.

El fresal
todo
cabe ahora
en asombros
de retina,
y aún
vuelvo
en la distancia
al frutal
de mi vida,
maduro,
de tanto soñar.

——————

LA  ARAÑA

Mientras ella teje
sutilmente su tela,
la seda de
mi existencia
pende de un hilo
insalvable sin la baba.
Suficiente textura
el silencio
del espacio vacío
que me sostiene
el tiemblo.
Carente
de ingenuidad,
el miedo
me equilibra
en abrir y cerrar
de alientos,
soplos indecisos
atribulados
mis adentros
celdillas de trama
y trampa.
A urdir
me atrevo,
artesanías tangentes
entretejidos
de vida y muerte.

MONODIAZUL – JOSÉ MARTÍNEZ-BARGIELA – Apostillas de los amigos

14x20, 68 pag.

Apostillas de algunos amigos de José Martínez Bargiela: Luis Raúl Calvo, Jorge Luis Estrella, Susana Fernández Sachaos, Carlos Kuraiem, Susana Lamaison, Graciela Maturo, Alberto Luis Ponzo, Ricardo Rubio, Andrés Utello, Antonio Requeni, Manuel Cao Corral, Carlos Enrique Berbeglia, José Luis Álvarez Fermosel («El caballero español»).

Notas y comentarios (2011). Arte de tapa: Caricatura de José Martínez-Bargiela de Sciamarella.

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José Martínez-Bargiela (España, 1921- Argentina, 2009)
«Un artista non só é libre cando renuncia ao público masivo, un verdadeiro artista necesita ser un grande e honorable ser humano. Tal foi o caso de José Martínez-Bargiela.» (Ricardo Rubio)

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JOSÉ MARTÍNEZ-BARGIELA
Bibliografía

Poesía:

Poemas al sur de Finisterre (Edigraf, 1982).
Poemas al este de nuestras Rías (Edigraf, 1983).
Poemas al noroeste del río Miño (Edigraf, 1983).
De las fuentes al tiempo (Edigraf, 1984).
Veiramar y El libro de los soliloquios (Lacethia, 1985).
Faros de luz y sombra (Carollo, 1985).
Meandros para  un retorno (Carollo, 1986).
En tránsito de lunas (Platino, 1987).
Los restos de un cometa (Lacethia, 1987).
Responso para una balada (Carollo, 1988).
Requiem para un canto patagónico de ausencias, ilustrado por Pier Cantamessa (Platino, 1989).
Buenos Aires vertical hacia los puertos (Platino, 1991).
Travesía atlántica de un imaginario poeta negro (1992).
Máscara de los Andes (Platino, 1993).
Hojas de palisandro (Nueva Generación, 1997).
La novia del navegante, cuyos versos inspiraron la Cantata «Alusiones», música y orquestación de Mario Cosentino.
Los ávidos laureles (Sociedad de los Poetas Vivos, 1998).
Diario de bordo: libro de bitácora (La Luna Que, 2002).
Fragmentos de la noche (La Luna Que, 2003).
El escultor (La Luna Que, 2004).
Abismo de ausencia (La Luna Que, 2005)
Nudos de sombra (La Luna Que, 2006)
El navegante / O navegante, edición bilingüe gallego castellana (La Luna Que, 2009)
Monocordia, póstumo (La Luna Que, 2010).

Narrativa:

El crimen de los carboneros, cuento (La Luna Que, 2006).
Yo, el esmoquin, novela (La Luna Que, 2008).

Algunas antologías que recogen fragmentos de su obra:

Premios Nicolás Guillén, Poetas argentinos contemporáneos, Premios Leopoldo Lugones, Centro de Letras San Telmo, Veinte voces destacadas, Piedra de sol, Libro de bitácoras (El editor americano), Hágase la poesía (El editor americano), Semillas y frutos (El editor americano), Diccionario Hispanoamericanos Contempo-ráneos (El editor americano, sel. Oscar Abel Ligaluppi), Poetas argentinos Contemporáneos (Tomo V, Eleusis, sel. Nina Thürler), 18 poetas argentinos de fin de siglo (Eleusis, sel. Nina Thürler), Antología Grupo Zahir 1996 (Sel. Liliana Díaz Mindurry), Antología homenaje a Arturo Cuadrado (Botella al mar, sel. Alejandrina Devescovi), Poesía hacia el nuevo milenio (Tomo II, La Luna Que, sel. Ricardo Rubio), Café literario de Buenos Aires (Comp. Josefina Arroyo y Patricia Bence, Poemas a Nai (Galicia, sel.Xesús López Fernández), Dársena Sur (Servilibro/La Luna Que, Paraguay, 2004), Tinta Buenos Aires (Cuentos, La Luna Que, 2004), Las voces que somos (La Luna Que, 2005), Icosaedro (La Luna Que, 2007), Testimonios del presente (La Luna Que, 2008).

LA TIERRA DEL CONJURO, Antología poética

Bibliotecas Córdoba, 15×21, 208 pag.

Composición y armado en La Luna Que, Edición de Bibliotecas Córdoba.

Selección e introducción de Andrés Utello.

Antologados: Elvio Romero, Juan-Jacobo Bajarlía, Antonio Aliberti, Ester de Izaguirre, Alberto Luis Ponzo, Lucía Carmona, Élida Manselli, César Vargas, Ricardo Rubio, Clara Franco, Beatriz Schaefer Peña, Gianni Siccardi, Eugenia Cabral, Emilse Anzoátegui, Alba Correa Escandell, Norberto Corti, Leonor Mauvecín, Mario Sampaolesi, Norberto Barleand, José Martínez-Bargiela, Amanda Tomalino, Hugo Enrique Salerno, Francisco Squeo Acuña, Héctor David Gatica, Alfonso Nassif, Carmen Moreno, Carlos Levy, Marcos Silber, Jorge Ariel Madrazo, Hugo Francisco Rivella.

POESÍA HACIA EL NUEVO MILENIO – ANTOLOGÍA DE POETAS ARGENTINOS, TOMO II

14x20, 128 pag.

Poesía (2000). Liminar de Ricardo Rubio. Arte de Tapa: Hilda Mans.

Antologados: Gladys Edich Barbosa Ehraije, Norberto Barleand, Julio Carabelli, Susana Cattaneo, Ayelén Correa, Carlos Cúccaro, Alba Díaz, Jorge Luis Estrella, Nélida González Montaner, Leonardo Gastón Herrmann, Zoraida Laveglia, Sandra López Jachú, José Martínez-Bargiela, Graciela Maturo, Elvira Otero, Aldo Parfeniuk, Horacio Preler y Rolando Revagliatti.

TESTIMONIOS DEL PRESENTE, Antología poética

 

14x20, 152 pag.

 

Octubre de 2008. Arte de tapa: Óleo de Mónica Caputo.

Poetas: Héctor Miguel Ángeli, Rubén Balseiro, Santiago Bao, Gino Bencivenga, Luis Raúl Calvo, Mónica Caputo, Carlos Norberto Carbone, Susana Cattaneo, Silvia Marina Crespo, Domingo De Cristofaro, Marta Dulce, Jorge Luis Estrella, Héctor Faga, Roberto Glorioso, Amadeo Gravino, Jorge Hirsch, Carlos Kuraiem, Alicia Grinbank, Susana Lamaison, Hilda Mans, Élida Manselli, José Martínez-Bargiela, Graciela Maturo, Raúl Pérez Arias, Alberto Luis Ponzo, Horacio Preler, Ricardo Rubio, Enrique Sandri, Gustavo Soler, José Emilio Tallarico, Gustavo Tisocco, Amanda Tomalino y Andrés Utello.

EL CRIMEN DE LOS CARBONEROS, de José Martínez-Bargiela

12x20, 28 pag.

Cuento (2006).

EL ESCULTOR, de José Martínez-Bargiela

El escultor

14x20, 76 pag.

Poesía (2004).

EL ESCULTOR de José Martínez-Batgiela

Acerca de «El escultor», el libro que nos reúne esta noche, quisiera esbozar un vuelo rápido, sobre lo que seguramente Graciela Maturo indagará con la agudeza a la que nos tiene acostumbrados. Sólo haré una composición de lugar.

Es en Egipto donde nacen nuestra civilización y nuestros arquetipos, de él tomaron sabiduría los griegos, los hindúes y los romanos. Allí se dieron los encantamientos de la prodigalidad cultural y los roces más civilizados de la tierra, mientras el resto del mundo era aún bárbaro -salvo China, pero esoa es otra historia-. Decía que el modo Egipto ha servido de modelo universal, ha dado formas y símbolos, a través de los distintos imperios occidentales, a la mayoría de los núcleos de convivencia contemporáneos.

Una parte de su historia, la regida por el faraón Amenofis IV (Aknatón: «el que es grato a Atón», s. XIV a.C.) es la apoyatura para la descripción de las intrigas palaciegas, que José Martínez-Bargiela quiere exaltar, tanto en las disputas del poder como en las intrigas de amor y, entre esta últimas, el oculto deseo que atormenta a Thutmés, escultor que ama en silencio a su modelo: la bella Nefertiti, su faraona.

José Martínez-Bargiela, encantado por la riqueza de un arcano apenas visible entre las brumas del pasado, crea una alegoría que rebasa los límites de la anécdota. La doble temática, política y pasional, da cuerpo a este canto de tono épico de poderoso contenido emotivo. Suscitativa, la negación del amor se impone a la historia social y resulta en paradigma de todo deseo que enfrente la imposibilidad.

El escultor, descripción y crítica de comportamientos que no han cambiado en milenios, señala los males capitales que nos acechan. Un lenguaje rico, fiel al acerbo clásico del autor, atiende la hondura de los temas y nos lleva de la mano por una época que es todo el tiempo.

Ricardo Rubio

NUDOS DE SOMBRA, de José Martínez-Bargiela

Nudos de sombra

14x20, 100 pag.

Poesía (2006).

PRESENTACIÓN, 23 de octubre de 2007.

Alguna vez dije que la poesía de José Martínez-Bargiela es el resultado de una limpia espontaneidad creadora.

Decir espontaneidad creadora no haría poca diferencia con la actividad de cualquier otro poeta verdadero, pero decir limpia espontaneidad creadora habla de una necesidad “visceral” que está más allá de poses, afectaciones o fingimientos. La voluntad, en nuestro poeta, se entrega servicio de la reflexión y se prolonga con naturalidad sobre el papel.

Toda una vida de sus muchas vidas, toda una experiencia de sus muchas experiencias es este Nudos de sombra, los nudos de la identidad y los nudos del muro filosófico, que son quizás la materia prima de la poesía, nutridos de sensaciones y exaltaciones, del sabor de los prados, de la belleza de los cuerpos, también de la injusticia, de las pérdidas, de las distancias. Los interminables recuerdos traen a cada presente su voto de palabras, su inmortalidad.

Pese a que se opina lo contrario, no es difícil de comprender la poesía para los que poco la frecuentan, difícil es comprender por qué un hombre escribe poesía; no es difícil acercarse al concepto que encierran las palabras extendidas a lo largo de los versos ya que bastaría sólo proponérselo, lo difícil es acercarse al núcleo motor que las provoca, ¿qué hace que un ser humano sienta la compulsión de la palabra poética? En José Martínez-Bargiela no hay preocupación por este punto oscuro, sólo escribe… Y logra así el despojo de toda tiranía intelectual; recibe el dictado y ya; oye las palabras y allí van. Amigos, esa circunstancia, ese resultado, es lo que entiendo por talento.

El talento no puede someterse, no puede doblegarse, no puede ser comprado ni vendido; el talento es una llama que se enciende en alguna de las disciplinas que maneja nuestra psiquis y se solaza en ella. Y José tiene holgado talento poético para traducir esa melodía que oye en silencio y el talento de plasmarla en un papel.

No sólo su vocabulario, su caudal preceptivo o su memoria encienden este juego de servir al gusto y al lenguaje. Quien lo conoce bien, sabe de su compostura, de su temple humanístico, de su honorabilidad, de su prudencia y sensatez; y también de sus nociones y profusos conocimientos aprehendidos de la vida y de la lectura. Raras cualidades que pocas veces se reúnen en una sola persona, y de ellas, sólo unas pocas son capaces de llevarlas al papel impreso con igual o parecida suficiencia.

En José Martínez-Bargiela cobran mayor sentido las palabras de Abelardo Castillo que dicen “escribo para no morir de realidad”.

Ricardo Rubio

ABISMO DE AUSENCIA, de José Martínez-Bargiela

Abismo de ausencia

14x20, 100 pag.

Poesías (2005).

DIARIO DE ABORDO: LIBRO DE BITÁCORA, de José Martínez-Bargiela

Diario de a bordo: libro de bitácora

13x19, 24 pag.

Poesías (2002).

José Martínez-Bargiela

El poeta gallego José Martínez-Bargiela escribe cuento, novela, ensayo y traduce obras literarias del inglés. Su obra es el resultado de una limpia espontaneidad creadora, una cosmogonía reflexiva que brota de caminos recorridos, que son muchos, y la atención aguda, no sólo resumida por los roces particulares, sino también por los sucesos sociales. La actitud templada y la profundidad de análisis, innatas o intuitivas, le permiten aislar cada momento, reduciendo el fenómeno a su estricta esencia, y presentarlo con una nitidez casi material desde un ángulo sorprendentemente lúcido. José Martínez-Bargiela reúne las condiciones que son fundamentales para andar la poesía: la necesidad, la intuición y el talento, incontingentes de la función poética. El trabajo constante en la manifestación más pura de una lengua, que es la poesía, se ve enriquecido por la amplitud de su lenguaje: un castellano que carga con todo su caudal de formas y significantes, sin desvirtuar su esencia por influencias de lenguas traducidas.

Las actitudes y comportamientos de las relaciones sociales lo preocupan. Entrevé con facilidad las redes simbólicas de la hipocresía, pero también la amable y dilatada perspectiva de muchos hombres y el escueto camino que algunas veces los enfrenta a la imposibilidad. Pero no concilia ni con lo profético ni con lo onírico, indaga libre de imitaciones serviles, crea un camino propio entrando de frente a las paradojas de los lazos y las dudas. Por eso dice:

Un artista no sólo es libre cuando renuncia al público masivo, un verdadero artista necesita ser un grande y honorable ser humano. Tal es el caso de José Martínez-Bargiela.

De su obra poética:

Poemas al sur de Finisterre

Poemas al este de nuestras rías

Los restos de un cometa

Faros de luz y sombra

En tránsito de lunas

Responso para una balada

Réquiem para un canto patagónico de ausencia

Buenos Aires vertebral hacia los puertos

Travesía atlántica de un imaginario poeta negro

Máscara de los Andes

Hojas de palisandro

Los ávidos laureles

Fragmentos de la noche

El escultor

Abismo de ausencia, entre otros.

LAS VOCES QUE SOMOS, antología poética

las voces que somos, antología poética

14x20, 144 pag.

Antología poética de La Luna Que (2005). Prólogo y selección de Ricardo Rubio. Arte de tapa: Mónica Caputo.

Antologados:

Antonio Aliberti, Emilse Anzoátegui, Elvio Romero, Norberto Alessio, Gladys E. Barbosa E., Norberto Barleand, Daniel Battilana, Haydeé Lilí Canaletti, Omar Cao, Mónica Caputo, Ayelén Correa, Celestina Di Biasi, Nélida Delbonis, Robero Di Pasquale, Jorge Luis Estrella, Miguel Ángel González, Zoraida Laveglia, Sandra López Jachú, José Martínez-Bargiela, Elvira Otero, Hugo Enrique Salerno, Andrés Utello, Juan-Jacobo Bajarlía, Jacques Canut (Francia), Noreberto Corti, Jaime de la Gracia (Colombia/Alemania), Amadeo Gravino, Alba Correa Escandell, Carlos Kuraiem, Graciela Maturo, Raúl Pérez Arias, Alberto Luis Ponzo, Andrei Rodosski (Rusia), Juan Ruiz de Torres (España) y Marcos Silber.

TINTA BUENOS AIRES, antología de cuentos y relatos

Tinta Buenos Aires, antología de cuentos y relatos

14x20, 88 pag.

Antología de cuentos y relatos (2004) con la participación de:

Claudio Ávila, Daniel Battilana, María Cristina Berçaitz, Alba Correa Escandell, Nélida Delbonis, Celestina Di Biasi, Elba D’Onofrio, Miguel Ángel González, Susana Lamaison, Zoraida Laveglia, José Martínez-Bargiela, Juan Alberto Núñez, Cristina Pizarro, Leopoldo Real de Azúa y Ricardo Rubio.

DÁRSENA SUR, antología poética

Dársena Sur, antología de poetas argentinos

14x18, 136 pag.

Selección de poetas argentinos contemporáneos publicada en Asunción, Paraguay. Arte de tapa: Mónica Caputo.

Leyenda editorial: ServiLibro.

Poetas seleccionados:

Norberto Alessio, Norberto Barleand, Daniel Battilana, Julio Bepré, Luis Raúl Calvo, Haydeé Lilí Canaletti, Susana Cattaneo, Roberto Di Pasquale, Alba Correa Escandell, Jorge Luis Estrella, Amadeo Gravino, Zoraida Laveglia, José Martínez-Bargiela, Graciela Maturo, Elvira Otero, Alberto Luis Ponzo, Horacio Preler, Ricardo Rubio, Beatriz Taboada, Andrés Utello y Rafael Alberto Vásquez.

Presentado en la Embajada Argentina en Paraguay (Asunción) por Norberto Alessio, Emilio Pérez Chávez y Ricardo Rubio.

ICOSAEDRO, antología poética argentina

Icosaedro, antología de poetas argentinos.

14x20, 128 pag.

Antología de poetas argentinos (2007) que incluye los siguiente autores:

Norberto Alessio, Gabriela Antón, Gladys Edich Barbosa Ehraije, Norberto Barleand, Gino Bencivenga, Mónica Caputo, Norberto Corti, Silvia Marina Crespo, Domingo De Cristófaro, Nélida Delbonis, María Amelia Diaz, Celestina Di Biasi, Jorge Luis Estrella, Miguel Ángel González, Carlos Kuraiem, José Martínez-Bargiela, Elvira Otero, Raúl Pérez Arias, Ricardo Rubio y Andrés Utello.

PALABRAS DE PRESENTACIÓN:

Entre tantas aproximaciones vertidas a través de los siglos acerca de la poesía o de su concepto, no pretenderé agregar ahora algo novedoso que ilustre o justifique la presente edición; no podría advertir que mi especulación fuera realmente nueva, pues no las he leído todas, creo que nadie lo ha hecho; además, la sola lectura no garantiza el recuerdo de lo leído, de modo que prefiero dejar las cosas en su sitio y unirme a ciertas propuestas estéticas dadas, que están en curso; en virtud de no repetir, sólo encuentro la necesidad de manifestar que los poemas impresos a continuación son en su mayoría inéditos y pertenecen a los integrantes actuales del Grupo Literario La Luna Que, a treinta y dos años de su fundación. Distintos tonos, distintas trayectorias, distintas experimentaciones y voces con el común denominador de la búsqueda y la superación. Quienes integramos las páginas de este libro, coincidimos más en los aspectos éticos que en los estéticos. Decir que en estos tiempos la unión de un conjunto de poetas depende de aproximaciones de elección o gusto es tan mendaz como suponerlo calladamente y pretender aceptarlo. Sólo las coincidencias de orden ético son capaces de fusionar, ligar o estrechar vínculos que serán, con el avance del tiempo, difíciles de abatir. Las otras, las uniones dadas sólo por coincidencias estéticas, se extienden el lapso necesario para que algunos de sus integrantes se destaquen por hipotéticos méritos por sobre el resto y no encuentren el cobijo a sus presuntas medidas. Este imaginario plus ultra no es otra cosa que vanidad, cosa común y del diario suceder, mucho más frecuente que el talento. Creer trascendidas las posibilidades de otros es lo que sucede habitualmente entre las personas. Resulta difícil conciliar este aspecto en poesía, donde algunos privan la forma y otros el concepto, unos imitan las traducciones norteamericanas, otros, las francesas, y, aun otros, creen que es posible crecer en las castellanas; y se hallan, también, quienes respetan una voz impropia, cacofónica, reiterada, adocenada, por el simple hecho de que así brotó de sus inspiraciones y los que, contrariamente, fatigan lápices y escritorios con la incesante corrección. Quien es despojado y practica la síntesis extrema difícilmente se sienta atraído por la abundancia verbal, de modo que reprueba los circunloquios, las perífrasis, las divagaciones y quizá hasta las metáforas; quien, por el contrario, hace alarde de manantial generoso en el decir y lo practica, siente en modo inverso. Es necesaria una mirada amplia, despojada de preconceptos, rica en elasticidad y criterio, y un altruismo afirmado en la perspectiva y no en la decepción.

Ricardo Rubio


PRÓLOGO: LAS CARAS DEL ICOSAEDRO

Entre tantas aproximaciones vertidas a través de los siglos acerca de la poesía o de su concepto, no pretenderé agregar ahora algo novedoso que ilustre o justifique la presente edición; no podría advertir que mi especulación fuera realmente nueva, pues no las he leído todas, creo que nadie lo ha hecho; además, la sola lectura no garantiza el recuerdo de lo leído, de modo que prefiero dejar las cosas en su sitio y unirme a ciertas propuestas estéticas dadas, que están en curso; en virtud de no repetir, sólo encuentro la necesidad de manifestar que los poemas impresos a continuación son en su mayoría inéditos y pertenecen a los integrantes actuales del Grupo Literario La Luna Que, a treinta y dos años de su fundación. Distintos tonos, distintas trayectorias, distintas experimentaciones y voces con el común denominador de la búsqueda y la superación. Quienes integramos las páginas de este libro, coincidimos más en los aspectos éticos que en los estéticos. Decir que en estos tiempos la unión de un conjunto de poetas depende de aproximaciones de elección o gusto es tan mendaz como suponerlo calladamente y pretender aceptarlo. Sólo las coincidencias de orden ético son capaces de fusionar, ligar o estrechar vínculos que serán, con el avance del tiempo, difíciles de abatir. Las otras, las uniones dadas sólo por coincidencias estéticas, se extienden el lapso necesario para que algunos de sus integrantes se destaquen por hipotéticos méritos por sobre el resto y no encuentren el cobijo a sus presuntas medidas. Este imaginario plus ultra no es otra cosa que vanidad, cosa común y del diario suceder, mucho más frecuente que el talento. Creer trascendidas las posibilidades de otros es lo que sucede habitualmente entre las personas. Resulta difícil conciliar este aspecto en poesía, donde algunos privan la forma y otros el concepto, unos imitan las traducciones norteamericanas, otros, las francesas, y, aun otros, creen que es posible crecer en las castellanas; y se hallan, también, quienes respetan una voz impropia, cacofónica, reiterada, adocenada, por el simple hecho de que así brotó de sus inspiraciones y los que, contrariamente, fatigan lápices y escritorios con la incesante corrección. Quien es despojado y practica la síntesis extrema difícilmente se sienta atraído por la abundancia verbal, de modo que reprueba los circunloquios, las perífrasis, las divagaciones y quizá hasta las metáforas; quien, por el contrario, hace alarde de manantial generoso en el decir y lo practica, siente en modo inverso. Es necesaria una mirada amplia, despojada de preconceptos, rica en elasticidad y criterio, y un altruismo afirmado en la perspectiva y no en la decepción.

He aquí las caras del icosaedro.

Ricardo Rubio

COTRATAPA: En circunstancias de crisis o de agonía de valores, en los que la coherencia tiende a desaparecer, los procesos éticos se subvierten y configuran un sistema letárgico de convivencia. El desconcierto de orden reconstructivo, propuesto por las últimas contorsiones de la posmodernidad, afectó a la manifestación artística del mismo modo en que afectó a la sociedad toda.

Históricamente, los momentos sociales de mayor fricción de nuestra sufrida humanidad fueron provocadores de vanguardias de todo orden y de verificado aporte cultural, a saber: mayor profundidad, mejores análisis, crítica virtuosa.

No sucede así en estos tiempos. Por el contrario, la globalización tiende a la manipulación literaria apagándola con facilismos que, hincados en el mal gusto y la  puerilidad, expenderá por millones, ya que, correlativamente, no se instruye para el desarrollo del intelecto. Sin un proyecto, desaparece el sentido que mantiene con vida al estímulo creativo.

Además de nuestros continuados esfuerzos en lo personal, la fruición por el arte del decir nos lleva a otra lucha, aquella que nos es posible ejercer con la palabra del modo más eficaz que esté al alcance de nuestra pluma, que pugne por una nueva era que conozca la madurez.

Después de tantos fracasos, nuestra resistencia es continuar, acaso esperanzados por el mito del fénix, soportar las sucesivas ineficacias culturales y declararnos gregarios a través de un trabajo constante con la palabra y con el estudio riguroso y crítico de sus particularidades.

Ricardo Rubio

YO, EL ESMOQUIN, de José Martínez-Bargiela

Yo, el esmoquin, novela de José Martínez-Bargiela

14x20, 220 pag.

Novela.

EL  HOMBRE  CALLADO QUE  RIGE  Y  OBSERVA

Poeta de médula, José Martínez-Bargiela ha compuesto este trabajo sin olvidar los recursos líricos que lo han caracterizado a lo largo de sus numerosos poemarios; pero ya en “El crimen de los carboneros” —el largo cuento que ha editado— pudimos estimar el encanto de su rico lenguaje narrativo. Su inclinación a las alusiones, sus registros comparativos, sus recursos, juegos verbales y licencias parecen no ceder a la palabra costumbrista, tan profusa en jóvenes autores; acometen contra la corriente existencialista y deconstructiva.

En este enorme ejemplo de los alcances de una lengua, José Martínez-Bargiela fragua, en la argumentación de la historia, la voz de una conciencia que se ha librado de la prisión del cuerpo que la sometía y que dicta, desde el atuendo, las beligerancias sexuales, los entresijos del desamor y los deseos de poder de una clase opulenta que ha perdido el rastro y que, posiblemente, ignore que el camino existe; se trata de un esmoquin que hizo identidad con su portador.

El esmoquin de un maitre d’hotel puede ser una atalaya desde donde se otea el derredor en amplio espectro, símbolo y armadura cuya cota de tela asegura un “buen pasar” y la seguridad de la discreción en la que pueden cobijarse los dudosos comensales, los exóticos pasajeros de un hotel cinco estrellas e incluso los “termitas”, que a menudo invaden los salones de una fiesta que no les es propia con el fin de codearse con la “gente bien” y propinarse el atracón de manjares a los que sus bolsillos no alcanzan. Considerado por los pomposos solemnes, el esmoquin del maitre principal es la investidura cabal de lo  “correcto” y del “deber ser”. Espectador de primera fila, es el diligente profesional a cargo de una multitud de serviciales oficiantes festivos, ingenioso para estructurar enmiendas, para correcciones de apuro, para soluciones inmediatas; poseedor del mutis, de la bilocación, de múltiples y ajenos secretos, y de infinitas triquiñuelas gastronómicas.

Pero, ¿qué encierra ese atuendo elegante y gentil sino el cuerpo de un hombre que puede no estar de acuerdo en todo lo que hace y permite, aunque concilie por deber con las “costumbres” de las altas esferas al solo efecto de conservar su trabajo?

Más allá de la larga aventura que despliega Yo, el esmoquin a lo largo de cincuenta años en funciones, aparece la mirada crítica del quien lo luce, el hombre callado que sólo observa y que dicta los modos y el protocolo a seguir. Ese hombre piensa, conjetura, recoge y preserva todo lo que ve, en el silencio de su memoria. Y es precisamente la memoria la voz cantante de esta novela; a veces, desde el atavío; otras, desde el portador.

En la ficción del largo relato, el esmoquin y su amo revisan los recuerdos y seleccionan los pasajes más divertidos, los más descarados y quizás los más agónicos, ya no con el hermetismo que aconseja la formalidad, sino con la vehemencia con la que se defienden los valores íntimos y los juicios subjetivos, con la dura crítica que la realidad de los hechos confronta objetivamente: el derroche y el hambre, el vicio y el sometimiento, la vanidad y el respeto, la soberbia y la humildad; contrastes de una misma especie que, a pesar de sus diferencias sociales, está sometida a las mismas necesidades básicas: la salud, el amor y el respeto.

Son estos algunos de los temas que atraviesa el derrotero del esmoquin, a los que se suman los engaños, la codicia, la gula, el abuso de poder y la abundante lujuria. Un camino de la manga a la belle époque.

Ricardo Rubio