MANDALA, de Andrés Utello

Andres Utello

14x20, 136 pag.

Poesías (2009).

NOTA  PRELIMINAR  (del autor)

Todo lo que ha llegado hasta nosotros como civilización, fue contado alguna vez a otros hombres. Aquí es donde aparece el lenguaje como símbolo capaz de perpetuar un acto vital y mágico.
Es mediante el lenguaje poético donde todas las cosas son comprendidas e incluso aceptadas de una manera atávica y esencial. Los conceptos filosóficos, las religiones, la historia y el arte llegan después de navegar el tiempo hasta nosotros, porque alguien cantó esas cosas de manera tal que el asombro llenó de atención a esa máquina caprichosa llamada ser humano. El asombro cantó y el mundo por un instante, participa del genio de la creación.

Andrés Utello

El acto poético es una conspiración contra la barbarie. Y es el asombro el factor de renovación constante de todo lo creado. El asombro es la grama donde queremos descansar, donde uno se recuesta y finalmente contempla el mundo. Cuando nombramos las cosas cotidianamente, lo hacemos  saltando de rama en rama  en una jungla abarrotada de impresiones, cuando nombramos mecánicamente, la palabra no cumple su función y el pensamiento queda estancado en una fragmentación inútil.
La palabra poesía es todo esto. La intensidad de ver  el gesto de las cosas, la pintura que nos representa en el vaivén de lo que somos. El salto hacia el valor de la batalla.
Publicar un libro de poesía en el siglo veintiuno en la Argentina es más un hecho simbólico que un acto real. Ante una mayoría  netamente consumista  y fútil, la edición de poesía contemporánea es un salto al vacío existencial de nuestros días, es querer saltar ese vacío e intentar la construcción de un hombre nuevo.
Pocas cosas quedan tan precisas como el pensamiento poético para plantearnos el mundo que nos rodea. La tragedia antigua es la tragedia moderna, el campo de batalla es el mismo, la poesía es siempre la misma.

UN MANDALA EN LA OSCURIDAD

Cuando el egocentrismo de nuestra época cubrió la mayoría de las cosas con sus manitas deformes, yo recuerdo los  poetas antiguos reformando el mundo constantemente. Repaso en los libros a los samuráis, diestros en el arte de matar pero empeñados en acceder a la creación poética. Resuenan allá a lo lejos los versos de Catulo, Omar Kahiame o el misterioso Li Po. En la América indígena la voz de César Vallejo, de Huidobro  o Rulfo. Gracias a esos hombres celebramos la palabra. Gracias a esas voces tenemos un concepto de la verdad y de la belleza. Todo es un inmenso mandala, como la trama misma del universo lo es en sus recónditos confines, todos estamos unidos en esa trama reflejando en nuestros ojos un poco de luz, mucho de sombra.
Maravilla enorme esta de escribir un poema. De tener ganas de cantar a las cosas de este mundo, de condenar a otras al olvido. Algo del origen queda en la poesía, algo de sus dioses y sus demonios. Esto es lo que puedo hacer esta mañana de otoño, el mandala inevitablemente se completara en tus manos.

Andrés Utello
San Marcos Sierras,  2009.

ROMPIENDO HACIA LA LUZ, de Cristina Duje

Maria Cristina Duje

14x20, 64 pag.

Poesía (2004).

LIMINAR, por Andrés Utello

Estamos viviendo tiempos extraños y acudir al poema, se impone como una tradición iniciática capaz de convertirnos en hombres. Esta máquina de la posmodernidad tiembla ante el poema, sufre ante el poema, se desnuda ante el poema.

Esta razón de ser, de existir, reformula su Nada ante el poema, porque éste lo averigua, lo lleva hasta los límites de las cosas, lo libera.

Celebro un libro de poemas. Celebro con alegría que Cristina Duje nos entregue este libro donde, en un clima de profunda sensualidad, nos habla de sus miedos, sus deseos y sus luchas. Fecundas imágenes y certeras apreciaciones de los símbolos son esenciales en este poemario resuelto rítmicamente y poblado de exquisitas imágenes poéticas. Mucho elemento líquido, mucho grito buscando la mañana, mucha soledad rondando por la casa.

A esta altura del mundo y cuando se acercan los sitios donde intentaremos despertar, se hace necesaria la poesía y con ella celebrar este libro de poemas, «Rompiendo hacia la luz», que desde la serranía de su Villa Dolores natal, con la presencia de sus pájaros y sus colores, de su polen y su misterio, nos invita a esta experiencia y nos embriaga.

Andrés Utello, Junio de 2004, San Marcos Sierras, Córdoba.

ENTRE LÍNEAS DE AGUA, de Ricardo Rubio

Entre líneas de agua, poesías de Ricardo Rubio

14x20, 72 pag.

Poesías de Ricardo Rubio (2007). Arte de tapa de Mónica Caputo.

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Ricardo Rubio (frag.)

PRÓLOGO DEL AUTOR:

Estos poemas, que algunos obsequiosos amigos  me aconsejaron editar, son la tímida consecuencia de largas cavilaciones en torno a la adversidad o a la desesperanza, y la prolongación menos venturosa de “El color con que atardece”, libro anterior, cuyo clima no se diluye; a diferencia de aquél, éste es tradicional, con grajeas no encadenadas y de una sola voz, y es, también, de estilo menos castellano, salvo el segmento “Céltica”, donde me atribuyo una ascendencia imprecisa de los moradores primeros de las tierras cercanas al Finisterre; llámase “a terra dos nabos” a la provincia gallega de Lugo, y será por lucense que mi voz se acerca, en esos versos, a la tradición hispánica, resultado del idioma y de una crianza cuya lejanía resulta ahora engañosa. Pese a ello, algo más que una sospecha me asoma a los deleites de otras literaturas, a otros tiempos no muy lejanos y a filosofías que poco tienen que ver con este occidente bullicioso y enmascarado. No es extraño que un vástago de segadores confunda ahora origen y emblema, pero también es cierto que de la mesa revuelta pueden surgir novedades y sorpresivas emociones. Por esencia, la voz no está dicha, y debo a este furor –o a esta indolencia–, predecirme a salvo de mi propia crítica.
“Mujer, a secas”, invasión poco afortunada que  podría haber omitido en servicio de la economía o del silencio, es el pequeño grupo de poemas dedicado a la pasión y al deseo, que sumo a los que considero esenciales; acaso estos sean resultado de aquellos, sospecha que los ojos de la perplejidad nunca alcanzarán a confirmar.
Otra parte del libro, la ofrecida a la sombra, se hubiera sostenido por sí sola de no haber sido cercenada del original, más por la voluntad que por la intuición, pues no me propone ahora el brillo que en un principio percibía; y es que prefiero su condición mágica a su científica oscuridad. Quizá es mejor que así sea, dada su condición de manto y lividez. De todos modos, la sombra es la única compañera inseparable, de la que salimos breve-mente y a la que volvemos sin temeridad.

Ricardo Rubio

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CONTRATAPA de Andrés Utello:

El asombro es el árbol donde florece la poesía. La mirada poética de Ricardo Rubio surge de este verde y viaja hasta las más íntimas regiones.
El origen, la mujer y un sentimiento dolorosamente metafísico son parte de esta forja maravillosa; el poeta, como un guerrero deseoso de acceder al premio: percibir la realidad. Por eso la palabra exacta, la imagen, el grito, los precisos finales.
Una de las funciones mayores de la poesía es provocarnos el pensamiento activo, el que verdaderamente nos transforma en hombres y, por lo tanto, nos enseña a nombrar.
Rubio completó su tarea.

Andrés Utello
San Marcos Sierras