LA MÚSICA DEL VIENTO, de Nélida Delbonis

14x20, 72 pag.

Canciones (2008),

Arte de tapa: Fotografía de Natalia Norero por Nélida Delbonis.

Las canciones que fueron musicalizadas por el cantante y compositor Jorge Vena componen una puesta musical con poesías y canciones de Nélida Delbonis que fueron presentadas bajo el titulo “Con la piel del Amor” en la ciudades de Azul y Olavarria. Algunas de ellas se encuentran en un CD del citado cantante.

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CONTRATAPA:

Después de sus libros de cuento y de poesía, y como continuación de su trabajo con la palabra que abarca también la dramaturgia, Nélida Delbonis nos entrega ahora este grupo de canciones bajo el título “La música del viento”.
Advertirá el lector las características propias de las composiciones aptas para la melodía, muchas de ellas musicalizadas por Jorge Vena, con quien editó un disco compacto con algunas de las piezas que en el presente libro se exponen para la lectura.
La ciudad, las experiencias, la memoria, la justicia, son algunos de sus temas predilectos, pero la más alta esfera de su propuesta enraíza y crece desde el amor, del que no escapa ninguno de sus textos.
Esta nueva vivencia estética se funda, como todo en arte, en la necesidad de manifestarse, de entregar la palabra de sí y por sí. Si bien el goce estético de la canción se completa con la armonía musical que debe acompañar a las palabras, fundiendo el metro fónico entre las líneas del pentagrama, encontraremos un lenguaje poético pleno de imágenes, metáforas y alusiones de comprensión directa con la correspondencia objetiva, característica de la trova.
No declinará el intelecto ante este ofrecimiento maduro que elucida y libra de follaje las cuestiones esenciales de la vida.
El arte es “un encuentro del hombre con la naturaleza”, dijo Schmarsow, razón por la que este poemario es la música del viento.
  Ricardo Rubio
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Nélida Delbonis publica su libro “La Isla de los pájaros” (cuentos) en 1989. Participó en el libro: “Matemática, curso preuniversitario”, editado en en 1992 por la Universidad Nacional del Centro de la Prov. de Bs. As. En noviembre de 1994 publica “Existencias Alternativas” (cuentos). De los doce cuentos que contiene el libro, cinco obtuvieron premios en diferentes concursos a nivel Nacional. Obtiene Mención Especial en el Concurso de Poesía “La luna que” con “Mi transparente equipaje de agua y fuego”, que publica en 2001 con el que obtiene la “Faja de Honor 2001-2002”, otorgada por la Sociedad de Escritores de la Provincia de Buenos Aires. “El color del vértigo” (cuentos) es publicado en 2003 y con él obtiene la “Faja de Honor 2003-2004”, otorgada por la Sociedad de Escritores. Publica un nuevo libro de poesía en en 2006: “Pisar la tierra sin herirla”, con el que acredita la “Faja de Honor 2005-2006”, otorgada por la Sociedad de Escritores de la Provincia de Buenos Aires. Partes de sus obras aparecen regularmente en antologías de poesía y narrativa.

CON MI TRANSPARENTE EQUIPAJE DE AGUA Y FUEGO, de Nélida Delbonis

14x20, 64 pag.

Poesía (2001).

Fotografía de tapa tomada por la autora. Ilustraciones interiores de Mónica Caputo.

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PRÓLOGO de María Rosa Maldonado

De poco sirve el espejo para verse, saber de sí mismo. De poco sirve fijar la mirada en aquello que nos muestra separados y únicos. Somos un puzzle de infinitas piezas donde el mundo y los otros no son la menor parte. Y además transcurrimos, andamos como locos, con nuestro “transparente equipaje de agua y fuego”, bajo el “desfile alucinante de estrellas”, por el vasto espacio de lo posible, en una veloz arquitectura de nubario.
Puro pre-texto, líneas que se entrecruzan en el revés de una trama que se expande hasta los confines, enigma para nosotros mismos, preguntas que nunca serán contestadas.
Pero aquí viene el poeta, o mejor dicho, el poema, y el caos, por un instante, se hace palabra, y la palabra sentido. Tal vez algún dios ha susurrado algo. Ha susurrado? Hemos creído oírlo.
La desmesura entra en el corazón y sale por la boca, por la mano, hecha tabla.
Habrá que creer, aferrarse fuerte y decirlo todo, como se pueda. Poner orden en la casa, o sea, en el cuerpo, ordenando el otro cuerpo, la verdadera materia humana, la palabra.
Metidos en el vértigo, hacer música.
Y Nélida hace música. Música para convocar a los muertos, atraer la luz de la memoria donde la imagen del espejo muestra otro rostro, una máscara?, “dos niñas de la mano”?, “una región anterior a la luna”?.
El dolor se transforma en belleza por el canto. Y el canto lava y cura ese “cuerpo atravesado por señales rojas”, lo devuelve al sitio anterior a la separación. La palabra es alimento, carne consagrada que el deseo ronda para saciar su nostalgia de absoluto.
Los poemas de Nélida traen hasta nosotros “luz de jazmines”, “cántaros de lluvia”, un “ardiente huracán”, ese “día extendido por el agua”  donde “la noche nunca termina de llegar” porque el tiempo se ha detenido.
Contra “la conjura del día y la noche” que todo lo  lleva, la maravilla de la poesía levanta su propia conjura, todo lo reúne y rescata. “Florezco -dice Nélida- en ese jardín de locura/ un viento infinito emerge/ con su carga de niebla/ rompe el cristal…”.
Romper el cristal, pasar al otro lado de las apariencias, ver que “la hierba es un lago”, que “las flores con sus cutis humanos extienden sus ojos por la esfera”, que “hay un punto/ ligero como un suspiro/ donde no existe la muerte”.
Escribir el poema es hablar solo, a veces de cara a la pared, buscando con toda la intensidad de la propia vida, los sonidos de la vida, el acorde de las esferas del que hablaban los pitagóricos. Después vendrán  los otros para recrear lo dicho, cada uno con su respiración diferente y necesaria.
Es posible que, como dice Antonio Machado, quien habla solo espere hablar con Dios un día. Dios, a su vez, responde Nélida, no deja de nombrarnos.

María Rosa Maldonado

EL COLOR DEL VÉRTIGO, de Nélida Delbonis

El color del vértigo

14x20, 64 pag.

Relatos (2003).

LAS VOCES QUE SOMOS, antología poética

las voces que somos, antología poética

14x20, 144 pag.

Antología poética de La Luna Que (2005). Prólogo y selección de Ricardo Rubio. Arte de tapa: Mónica Caputo.

Antologados:

Antonio Aliberti, Emilse Anzoátegui, Elvio Romero, Norberto Alessio, Gladys E. Barbosa E., Norberto Barleand, Daniel Battilana, Haydeé Lilí Canaletti, Omar Cao, Mónica Caputo, Ayelén Correa, Celestina Di Biasi, Nélida Delbonis, Robero Di Pasquale, Jorge Luis Estrella, Miguel Ángel González, Zoraida Laveglia, Sandra López Jachú, José Martínez-Bargiela, Elvira Otero, Hugo Enrique Salerno, Andrés Utello, Juan-Jacobo Bajarlía, Jacques Canut (Francia), Noreberto Corti, Jaime de la Gracia (Colombia/Alemania), Amadeo Gravino, Alba Correa Escandell, Carlos Kuraiem, Graciela Maturo, Raúl Pérez Arias, Alberto Luis Ponzo, Andrei Rodosski (Rusia), Juan Ruiz de Torres (España) y Marcos Silber.

TINTA BUENOS AIRES, antología de cuentos y relatos

Tinta Buenos Aires, antología de cuentos y relatos

14x20, 88 pag.

Antología de cuentos y relatos (2004) con la participación de:

Claudio Ávila, Daniel Battilana, María Cristina Berçaitz, Alba Correa Escandell, Nélida Delbonis, Celestina Di Biasi, Elba D’Onofrio, Miguel Ángel González, Susana Lamaison, Zoraida Laveglia, José Martínez-Bargiela, Juan Alberto Núñez, Cristina Pizarro, Leopoldo Real de Azúa y Ricardo Rubio.

PISAR LA TIERRA SIN HERIRLA, de Nélida Delbonis

Pisar la tierra sin herirla, poesías de Nélida Delbonis

14x20, 80 pag.

Poesías de Nélida Delbonis. Foto de tapa por la autora.

ICOSAEDRO, antología poética argentina

Icosaedro, antología de poetas argentinos.

14x20, 128 pag.

Antología de poetas argentinos (2007) que incluye los siguiente autores:

Norberto Alessio, Gabriela Antón, Gladys Edich Barbosa Ehraije, Norberto Barleand, Gino Bencivenga, Mónica Caputo, Norberto Corti, Silvia Marina Crespo, Domingo De Cristófaro, Nélida Delbonis, María Amelia Diaz, Celestina Di Biasi, Jorge Luis Estrella, Miguel Ángel González, Carlos Kuraiem, José Martínez-Bargiela, Elvira Otero, Raúl Pérez Arias, Ricardo Rubio y Andrés Utello.

PALABRAS DE PRESENTACIÓN:

Entre tantas aproximaciones vertidas a través de los siglos acerca de la poesía o de su concepto, no pretenderé agregar ahora algo novedoso que ilustre o justifique la presente edición; no podría advertir que mi especulación fuera realmente nueva, pues no las he leído todas, creo que nadie lo ha hecho; además, la sola lectura no garantiza el recuerdo de lo leído, de modo que prefiero dejar las cosas en su sitio y unirme a ciertas propuestas estéticas dadas, que están en curso; en virtud de no repetir, sólo encuentro la necesidad de manifestar que los poemas impresos a continuación son en su mayoría inéditos y pertenecen a los integrantes actuales del Grupo Literario La Luna Que, a treinta y dos años de su fundación. Distintos tonos, distintas trayectorias, distintas experimentaciones y voces con el común denominador de la búsqueda y la superación. Quienes integramos las páginas de este libro, coincidimos más en los aspectos éticos que en los estéticos. Decir que en estos tiempos la unión de un conjunto de poetas depende de aproximaciones de elección o gusto es tan mendaz como suponerlo calladamente y pretender aceptarlo. Sólo las coincidencias de orden ético son capaces de fusionar, ligar o estrechar vínculos que serán, con el avance del tiempo, difíciles de abatir. Las otras, las uniones dadas sólo por coincidencias estéticas, se extienden el lapso necesario para que algunos de sus integrantes se destaquen por hipotéticos méritos por sobre el resto y no encuentren el cobijo a sus presuntas medidas. Este imaginario plus ultra no es otra cosa que vanidad, cosa común y del diario suceder, mucho más frecuente que el talento. Creer trascendidas las posibilidades de otros es lo que sucede habitualmente entre las personas. Resulta difícil conciliar este aspecto en poesía, donde algunos privan la forma y otros el concepto, unos imitan las traducciones norteamericanas, otros, las francesas, y, aun otros, creen que es posible crecer en las castellanas; y se hallan, también, quienes respetan una voz impropia, cacofónica, reiterada, adocenada, por el simple hecho de que así brotó de sus inspiraciones y los que, contrariamente, fatigan lápices y escritorios con la incesante corrección. Quien es despojado y practica la síntesis extrema difícilmente se sienta atraído por la abundancia verbal, de modo que reprueba los circunloquios, las perífrasis, las divagaciones y quizá hasta las metáforas; quien, por el contrario, hace alarde de manantial generoso en el decir y lo practica, siente en modo inverso. Es necesaria una mirada amplia, despojada de preconceptos, rica en elasticidad y criterio, y un altruismo afirmado en la perspectiva y no en la decepción.

Ricardo Rubio


PRÓLOGO: LAS CARAS DEL ICOSAEDRO

Entre tantas aproximaciones vertidas a través de los siglos acerca de la poesía o de su concepto, no pretenderé agregar ahora algo novedoso que ilustre o justifique la presente edición; no podría advertir que mi especulación fuera realmente nueva, pues no las he leído todas, creo que nadie lo ha hecho; además, la sola lectura no garantiza el recuerdo de lo leído, de modo que prefiero dejar las cosas en su sitio y unirme a ciertas propuestas estéticas dadas, que están en curso; en virtud de no repetir, sólo encuentro la necesidad de manifestar que los poemas impresos a continuación son en su mayoría inéditos y pertenecen a los integrantes actuales del Grupo Literario La Luna Que, a treinta y dos años de su fundación. Distintos tonos, distintas trayectorias, distintas experimentaciones y voces con el común denominador de la búsqueda y la superación. Quienes integramos las páginas de este libro, coincidimos más en los aspectos éticos que en los estéticos. Decir que en estos tiempos la unión de un conjunto de poetas depende de aproximaciones de elección o gusto es tan mendaz como suponerlo calladamente y pretender aceptarlo. Sólo las coincidencias de orden ético son capaces de fusionar, ligar o estrechar vínculos que serán, con el avance del tiempo, difíciles de abatir. Las otras, las uniones dadas sólo por coincidencias estéticas, se extienden el lapso necesario para que algunos de sus integrantes se destaquen por hipotéticos méritos por sobre el resto y no encuentren el cobijo a sus presuntas medidas. Este imaginario plus ultra no es otra cosa que vanidad, cosa común y del diario suceder, mucho más frecuente que el talento. Creer trascendidas las posibilidades de otros es lo que sucede habitualmente entre las personas. Resulta difícil conciliar este aspecto en poesía, donde algunos privan la forma y otros el concepto, unos imitan las traducciones norteamericanas, otros, las francesas, y, aun otros, creen que es posible crecer en las castellanas; y se hallan, también, quienes respetan una voz impropia, cacofónica, reiterada, adocenada, por el simple hecho de que así brotó de sus inspiraciones y los que, contrariamente, fatigan lápices y escritorios con la incesante corrección. Quien es despojado y practica la síntesis extrema difícilmente se sienta atraído por la abundancia verbal, de modo que reprueba los circunloquios, las perífrasis, las divagaciones y quizá hasta las metáforas; quien, por el contrario, hace alarde de manantial generoso en el decir y lo practica, siente en modo inverso. Es necesaria una mirada amplia, despojada de preconceptos, rica en elasticidad y criterio, y un altruismo afirmado en la perspectiva y no en la decepción.

He aquí las caras del icosaedro.

Ricardo Rubio

COTRATAPA: En circunstancias de crisis o de agonía de valores, en los que la coherencia tiende a desaparecer, los procesos éticos se subvierten y configuran un sistema letárgico de convivencia. El desconcierto de orden reconstructivo, propuesto por las últimas contorsiones de la posmodernidad, afectó a la manifestación artística del mismo modo en que afectó a la sociedad toda.

Históricamente, los momentos sociales de mayor fricción de nuestra sufrida humanidad fueron provocadores de vanguardias de todo orden y de verificado aporte cultural, a saber: mayor profundidad, mejores análisis, crítica virtuosa.

No sucede así en estos tiempos. Por el contrario, la globalización tiende a la manipulación literaria apagándola con facilismos que, hincados en el mal gusto y la  puerilidad, expenderá por millones, ya que, correlativamente, no se instruye para el desarrollo del intelecto. Sin un proyecto, desaparece el sentido que mantiene con vida al estímulo creativo.

Además de nuestros continuados esfuerzos en lo personal, la fruición por el arte del decir nos lleva a otra lucha, aquella que nos es posible ejercer con la palabra del modo más eficaz que esté al alcance de nuestra pluma, que pugne por una nueva era que conozca la madurez.

Después de tantos fracasos, nuestra resistencia es continuar, acaso esperanzados por el mito del fénix, soportar las sucesivas ineficacias culturales y declararnos gregarios a través de un trabajo constante con la palabra y con el estudio riguroso y crítico de sus particularidades.

Ricardo Rubio