SIMULACIÓN DE LA ROSA, de Ricardo Rubio

Simulación de la rosa, poemas de Ricardo Rubio

13,5x21, 80 pag.

Poesías de Ricardo Rubio (1997).

Arte de tapa: Mónica Caputo.

———

PRÓLOGO de Alberto Luis Ponzo

Luces y sombras -términos y valores contrapuestos, a veces fusionados en sentido poético- recorren este libro de Ricardo Rubio. Esta apreciación inicial no responde sólo al lado conceptual de las palabras, sino al fondo mismo de estos poemas, que por momentos hacen recordar las obsesiones de una oscuridad iluminada, o una luz que no representa la claridad.

La oscuridad es más reveladora que la presencia de la luz, y ésta oculta o anula la visión esencial de las cosas. No es casual, por ejemplo, que Olga Orozco haya titulado uno de sus libros «La oscuridad es otro sol», o que Antonio Porchia haya dicho en una de sus fulgurantes Voces: «Un rayo de luz borró tu nombre. No sé más quién eres», y «En plena luz no somos ni una sombra».

Ricardo Rubio no me parece alejado, en su concepción poética, de tales certezas. La sombra y la luz cruzan constantemente estos textos, a ratos misteriosos, a ratos transparentes, para mostrar, evocar y sugerir un mundo sin el engaño o la confusión de la mirada convencional.

El tiempo, el destino, la memoria, las sensaciones diarias más comunes o complejas, integran la materia del libro. Pero más allá están los términos y la diversidad de tonos, visiones y contactos que aluden a las significaciones antes señaladas.

«Aún abriendo los ojos/ caminamos para el asombro», concluye un poema. Pero también «Continuaré con la sombra/ iluminadamente solo». En otro de sus depurados textos expresa: «Las manos en la sombra/ y los ojos tocando el horizonte». Es constante esta confrontación, que refuerza y condensa una visión poética más amplia.

La sombra «flamea por el suelo» y «El silencio de las sombras/ se cierne alrededor de las cosas». Se habla también «De toda la luz», como si ésta como si esta se completara con algo imposible de eludir, para dar más espacio a esa luz total.

En los sucesivos períodos generacionales de nuestro país (algunos negados por los propios «encasillados»), se ha pretendido fijar modalidades, actitudes o puntos de contacto con episodios literarios anteriores. Si bien sólo la historia seria y los investigadores responsables dirán la última palabra, muchos poetas han pensado mucho más en crear una obra sólida y renovadora que mezclarse en entredichos inconsistentes ante la tarea esencial de todo autor, que es el trabajo, la búsqueda profunda y lo que yo llamaría una vez más, una conducta dirigida al apasionante misterio poético. Entre estos escritores está Ricardo Rubio, quien dice con humildad: «No tengo nada/ sólo una sabiduría lejana de la aprendida,/ casi muda.»

Sabiduría al fin «camino incierto para ciertos pasos/ con cierta voz», porque «La magia existe:/ el dios de la razón nos ha mentido». La magia, entonces, de una voz que conoce lo incierto, la duda, y los mismos interrogantes que encontramos en la poesía de todas las épocas.

«Materia de sueños», «Agua de pájaros» y «Simulación de la rosa», los tres niveles del libro, tienen la virtud de suscitar en nosotros el eterno asombro ante el valor verbal y el vasto campo de sensaciones derivado de una imagen, de una experiencia íntima y solitaria.

Se trata, en síntesis, de lo que llamamos y tratamos de entender: la creación poética. Y «cuando el poema ha sido hecho -escribió el crítico Ibáñez Langlois (1)- ALGO NUEVO HA SUCEDIDO, ALGO QUE NO PUEDE SER ENTERAMENTE EXPLICADO POR NADA QUE SUCEDIÓ ANTES».

Un suceso, una nueva tentativa y la feliz aparición de este testimonio de Ricardo Rubio, es lo que saludamos con entusiasmo y gratitud.

Alberto Luis Ponzo (17 de junio de 1998)

———

COMENTARIOS EN CONTRATAPA DE LA SEGUNDA EDICIÓN:

Es constante en la poesía de Ricardo Rubio el compromiso con la intuición, acercándose a definiciones que lo comprometen con el conocimiento que subyace en su espíritu.
Antonio Aliberti

Ricardo Rubio es un tesonero buscador de la justeza para decirnos que su adolorida percepción de todas las cosas no impide alimentar la esperanza a los «soñadores de luz».
Emilse Anzoátegui

Simulación de la rosa me parece un libro esencial, depurado de imágenes contingentes y figuras innecesarias. Su palabra es sobria y penetrante, casi apodíctica.
Graciela Maturo

Un intimismo personal muestra Ricardo Rubio en este libro y nos va ganando hasta su último verso. Estamos ante quien vive hacia dentro su trayectoria terrestre. Nos queda su verso como un muy particular concierto.
Alfonso Larrahona Kasten (Chile)

El tono trascendente y vital, la economía verbal, la síntesis de imágenes y el contenido filosófico de estos poemas, le dan a Ricardo Rubio una madurez temática y un hondo contenido humano.
Humberto Senegal (Colombia)