EL MISTERIO POSIBLE

Sociedad Argentina de Escritores

NOTICIAS LITERARIAS – OPCIÓN CULTURA

   POEMARIO

EL MISTERIO POSIBLE

poemas de

María Elena Rocchio

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Palabras de Ricardo Rubio y Débora di Iácono
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Se presenta el viernes 24 de Abril a las 21 hs. en SADE, Uruguay 1371, 3º piso
en el marco del ciclo Aera.
 
«El misterio posible»… exhibe en lo general una notable síntesis descriptiva, sin abusar de la metáfora (un mal de muchos autores contemporáneos). Las imágenes y metáforas son funcionales a los núcleos de significado de los textos, brindándoles a los poemas en su conjunto una marcada unidad, sin ripios ni excesos verbales. Asimismo, el manejo de los recursos literarios es discreto y sin estridencias, poniendo de manifiesto el buen oficio de la autora. Que «el misterio posible» posea la cualidad de la síntesis no significa en ningún momento que confunda «síntesis con chiquitito» (otro defecto de nuestras letras recientes, producto de la mala digestión de lo que llamamos el «minimalismo norteamericano»): dice tu libro con profundidad y hay hondura en tus versos, todo condensado en efectivas apelaciones a la alusión y la elusión, efectos de complicado manejo mas siempre adecuados para la ardua tarea de llevar al lenguaje sensaciones, ideas y sentimientos de difícil evocación a través de las palabras.
Naturalmente, el lector siempre prefiere unos poemas a otros, no siempre en coincidencia con los favoritos del autor. Mas debemos ver al volumen en su conjunto y en tal sentido, creo que «El misterio posible» es un buen trabajo del género, bien del género,  y me permito augurarle (y desearle, desde lo personal) el mayor de los éxitos.
 
                                                                                                                                                            Luis Benítez
OPCIÓN CULTURA

ANTOLOGÍA DE POETAS CONTEMPORÁNEOS ARGENTINOS

20 poetas a mar abierto / 20 poètes au grand large

edición bilingüe castellano/francés

Versiones en francés: Françoise Laly

20 poetas a mar abierto

20 poetas a mar abierto

POETAS:

Héctor Miguel Ángeli – Rubén Balseiro – Luis Benítez – Enrique Roberto Bossero

Norberto Corti – Alfredo De Cicco – Alejandro Drewes – Yoly Fidanza

Rodolfo Godino – Françoise Laly – Long-Ohni – Graciela Maturo

Norma Pérez Martín – Nélida Pessagno – Michou Pourtalé – Antonio Requeni

Osvaldo Rossi – Ricardo Rubio – Fernando Sánchez Zinny – Jorge Sichero

PRELIMINAR

Allá por 1900, muchos viajeros aseguraban que Buenos Aires exhalaba un perfume que recordaba a París. Y algo de cierto había en la observación, por mucho que ambas ciudades mostrasen disparidades grandes en cuanto a orígenes, dimensiones, edad, cultura, historia, lengua; en fin: en todo.
Pero aun así, Buenos Aires, para fines del siglo XIX y durante buena parte del XX palpitaba según el ritmo de Francia y hasta el anchuroso Río de la Plata a veces se nos hacía tan poético y convocante como el Sena. No había, para entonces, en nuestra ciudad, persona de cultura que no hablara correcto francés, que no leyera las grandes obras de la literatura de ese idioma, no había familia cultivada que no tuviera noticias de la producción artística francesa, de las corrientes del pensamiento, del quehacer parisino en materia de teatro y de cine, y de todo cuanto bullía en los ámbitos culturales del país europeo.
Ese Buenos Aires culto, aristocrático, elitista, amaba a París, deseaba emular la cultura y las formas de allá, y, por alguna extraña e inexplicable razón, pues somos –aun con la inserción de una inmigración de profusas vertientes–, herederos bastante directos de España, se sentía hijo de un París que reunía, para este grupo de porteños, todos los ideales de la cultura, del refinamiento, del buen gusto y de la inteligencia.
Paralelamente, esta capital rioplatense, más allá de conservar la típica urbanización en cuadrícula de diseño español, más allá de la impronta y la lengua hispana, creció en edificios, parques, diagonales, monumentos. Y por todas partes hubo detalles decorativos, mobiliario, juguetes y vajillas de definido sello francés. Un porteño de altura debía comportarse y sentirse como un auténtico parisino y pocos fueron los artistas argentinos que no soñaran, al menos, con el imprescindible viaje a París, sin contar con que muchos lo hicieron.
Tan fuerte fue esa tendencia que hasta en la manifestación cultural más acabadamente porteña y popular, el tango, y si nos referimos a sus años de oro, por lejos, el “barrio” más mencionado en las letras es, singularmente, París.
España descubrió, conquistó y dejó sus marcas indelebles en América Latina; en el desarrollo económico, la Gran Bretaña , para bien o para mal, inscribió en el Río de la Plata sus intereses y su ideología, en tanto, en nuestra casa, la enorme oleada inmigratoria italiana, con esa estoica vocación por la labranza, fue la mano que difundió en los campos desiertos, verdor, rubios trigales, huertas y frutales, a la vez que ese enorme contingente humano se convertía, también, en principal  responsable de esa suerte de hibridación lingüística que es el lunfardo, jerga porteña en la que, asimismo, se entreveró el francés, el mismo francés que, por otra cuerda, daba aliento a los poetas, desde la época del evanescente simbolismo hasta las jocundas vanguardias de los años 20.
Luego, luego, desde finales del siglo XX y más aún en actual, la Meca ya no es París, sino Nueva York y la parla estimulante ya no es francesa sino en  inglés norteamericano. Sin embargo, la gran influencia de la cultura y de la estética anterior, aunque soterrada, sigue vigente. Para ayudarla a que persista es que se plantea en este libro un mancomunado ejercicio de aproximación a sus fuentes. Es con esta intención que emprendemos, a mar abierto, una suerte de navegación hacia los puertos de la dulce Francia. Veinte son los viajeros, diecinueve argentinos y una francesa, Françoise Laly, quien se ha ocupado, además, de poner a todos en palabras de su país, incluso a ella misma, pues los versos suyos publicados en esta ocasión fueron originariamente escritos en castellano, de modo que, a su respecto, el auspicioso recorrido ha sido de ida y vuelta.
Otoño de 2014

Ed. La Luna Que, Buenos Aires, 2015.