CALUMEX, novela de Ricardo Rubio (de 1982) con nueva tapa

Ricardo Rubio - Calumex

Ricardo Rubio – Calumex – Novela Juvenil de Ciencia Ficción – 2012

Novela editada originalmente por Ediciones Cristal (de Ricardo López, 1982), hoy con tapa remozada en La Luna Que en 2011.

TÍA ISA, de Lina Lobos

14x21, 116 pag.

Novela (2006).

Arte de tapa: Hernán Grosso (fotografía de Laura Rubio).

MIS CINCO ELEMENTOS, de Artemisa (Estela Herrera)

14x20, 204 pag.

Novela (2008).

Arte de tapa de la autora.

NOTA PRELIMINAR, por Alicia Digón

¿Cómo se puede empezar a hablar de esas tormentas interiores que muchas mujeres ni siquiera se animan a confesárselo?
Esta novela -la primera de Estela Herrera- hace la apuesta: y lo logra. Nos mantiene hasta el final mirando cómo distintas señales se dan cita en la noche de la incertidumbre, del desencanto y, muchas veces, de ese horror del que no se puede escabullir el ser humano.
Aquí se dan cita esos sentimientos que dejan huellas. Aquí convergen esas latitudes de mares que no tienen coordenadas para encontrarse estrellándose unas contra las otras para chispear en medio de las tormentas.
Intentemos ingresar a este mundo que, por insólito, no deja de ser menos real.

                                                                                                                                                                Alicia Digón

EL AMOR: ¿SE RECREA? – Parte Primera, de Mercedes Galante

12x18, 78 pag.

Novela (2010).

CALUMEX, de Ricardo Rubio

12×18, 128 pag.

Novela (1982). Ediciones Cristal de  Ricardo López.

Arte de tapa: Trabajo fotográfico de Eduardo Kolaitis.

CRÓNICAS DE UN LEGADO HERMÉTICO, de Ricardo Rubio

15x22,236 pag.

Novela (2011).

Arte de tapa: Mónica Caputo.

Leyenda Editorial: Antares Gold

De pie: Carlos Enrique Berbeglia, Susana Lamaison, Carlos Kuraiem, Vanina Guilledo, Pablo, Horacio Verón. Sentados: Graciela Maturo, Mónica Caputo, Ricardo Rubio y Mónica Snÿders.

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COMENTARIO de contratapa de Aníbal Zvorak:

Crónicas de un legado hermético es el camino de Lucio Ávila hacia la iluminación, joven Profesor de Ética que ha dejado de creer en la humanidad, acaso por la violencia que sacude Buenos Aires. Taciturno y existencial, sus relaciones sentimentales son un fracaso y su vida es un vacío sin expectativas.
El legado de un viejo profesor le propone una salida del tedio y el desánimo.
A lo largo de su periplo en busca de información y de unas extrañas piedras, se cruzará con personajes que aportarán sus dosis de caos. Muchos de ellos parecen estar esperándolo.
Lo antropológico es analizado por el protagonista con una reflexión que elude el lugar común, las frases hechas y la reiteración de ideas de la filosofía occidental; fuerzas de pensamiento que provocarán discrepancias y generarán dudas.
Un personaje femenino, Noa, equilibrará la balanza y ayudará a Lucio en el duro camino que el destino le propone.
A.  Z.

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Ricardo Rubio nació en Buenos Aires en 1951. Ha publicado la novela Calumex en 1982 y tres libros de cuento en diferentes épocas: La trama del silencio, Teopea y Minicuentos grises/ Sonsonetes, aliteraciones y otros juegos. Esta última publicación ha obtenido un éxito notable.

En poesía ha publicado: Invención de lo maravilloso y aproximaciones al margen del ocio (LLQSCCLB, 16 poemas – 1978); Pie a pie (Cristal, 1979); Clave de mi (Cristal, 1980); Pueblos repentinos (Epsilon, 1986); Historias de la flor (LAR, 1988); Árbol con pájaros (LLASCCLB, 1996); Simulación de la rosa (LLQ, 1998); Epítome (Antares, 2001); Área sustantiva; Teopea; La leyenda de Tromentor; El color con que atardece (La Luna Que, 2002); Entre líneas de agua (2007); Los hilos de Ariadna (poemas de amor, compartido con Andrés Utello y Carlos Kuraiem, 2010); Tercinas (MicrOmegaS, 2011).

Ha publicado los ensayos Elvio Romero: la fuerza de la realidad (Ed. Servilibro, Paraguay, 2003); Elvio Romero, de la tierra intensa (BsAs, 2007);  Poetas sobre poetas (Compartido, 2011); José Martínez Bargiela – Apostillas de los amigos (Compartido, 2011).

En dramaturgia, los libretos teatrales Los remolinos (1977); La trama del silencio (1998) y El escriba nocturno (2002).

Responsable de varias selecciones antológicas, se destaca: Emilse Anzoátegui – Antología poética 1956-1999 (con estudio preliminar e ilustraciones e Vanina Guilledo; editado por La Luna Que, 2000).

Sobre su obra se ha publicado La palabra revelatoria: el recorrido poético de Ricardo Rubio de Graciela Maturo (Ed. Sagital, 2004).

Ha estrenado trece de sus obras teatrales, una de ellas en Madrid.
Fragmentos de su obra han sido traducidos al italiano (Antonio Aliberti – Enzo Bonventre), francés (Alba Correa Escandell), catalán (Pere i Besó), gallego (él mismo) y ruso (Andrei Rodossky).

MÁS ALLÁ DEL MURO, de Carlos Alberto Florentino

Más allá del muro, novela de Carlos Alberto Florentino

14x20, 204 pag.

Novela de Carlos Alberto Florentino (2007).

Cercada por los límites de lo real, “Más allá del muro” prefigura una ficción que se nutre de un pasado que el tiempo aún no alivia. Esta larga metáfora enunciativa ahonda en el desconsuelo de una furtiva zona de guerra en la que casi todo fue posible. El autor esboza así una de las tantas posibilidades, algunos de los muchos supuestos, ciertos manejos sistemáticos de destrucción, ciertas rutinas de trabajo subrepticio. Con una pluma directa, rápida, clara y con un fluir vertiginoso que modela los estados de inquietud en los distintos pasajes, sin dar posibilidad alguna a la renuncia, contrapone personajes y ahonda en la lobreguez de lo injustificable que, por tal, se cubre de sombras y susurros en mitad de la noche.

Detrás de un sueño, Rodolfo, un joven adinerado que regresa de una larga estancia en Italia, ajeno a todo pormenor político de Argentina, enfrentará el pasado, la amenaza y el sino cruel de los complejos entramados del espanto que encontrará detrás de los muros.

Esta historia clandestina, brotada de la imaginación de Carlos Florentino, acaso esté más cerca de la realidad que de la trama de un artificio.

Ricardo Rubio

EL DIVINO, de Daniel Omar

El Divino, novela de Daniel Omar

14x20, 204 pag.

Novela de Daniel Omar (2010). Arte de tapa: María Elena Simoes.

YO, EL ESMOQUIN, de José Martínez-Bargiela

Yo, el esmoquin, novela de José Martínez-Bargiela

14x20, 220 pag.

Novela.

EL  HOMBRE  CALLADO QUE  RIGE  Y  OBSERVA

Poeta de médula, José Martínez-Bargiela ha compuesto este trabajo sin olvidar los recursos líricos que lo han caracterizado a lo largo de sus numerosos poemarios; pero ya en “El crimen de los carboneros” —el largo cuento que ha editado— pudimos estimar el encanto de su rico lenguaje narrativo. Su inclinación a las alusiones, sus registros comparativos, sus recursos, juegos verbales y licencias parecen no ceder a la palabra costumbrista, tan profusa en jóvenes autores; acometen contra la corriente existencialista y deconstructiva.

En este enorme ejemplo de los alcances de una lengua, José Martínez-Bargiela fragua, en la argumentación de la historia, la voz de una conciencia que se ha librado de la prisión del cuerpo que la sometía y que dicta, desde el atuendo, las beligerancias sexuales, los entresijos del desamor y los deseos de poder de una clase opulenta que ha perdido el rastro y que, posiblemente, ignore que el camino existe; se trata de un esmoquin que hizo identidad con su portador.

El esmoquin de un maitre d’hotel puede ser una atalaya desde donde se otea el derredor en amplio espectro, símbolo y armadura cuya cota de tela asegura un “buen pasar” y la seguridad de la discreción en la que pueden cobijarse los dudosos comensales, los exóticos pasajeros de un hotel cinco estrellas e incluso los “termitas”, que a menudo invaden los salones de una fiesta que no les es propia con el fin de codearse con la “gente bien” y propinarse el atracón de manjares a los que sus bolsillos no alcanzan. Considerado por los pomposos solemnes, el esmoquin del maitre principal es la investidura cabal de lo  “correcto” y del “deber ser”. Espectador de primera fila, es el diligente profesional a cargo de una multitud de serviciales oficiantes festivos, ingenioso para estructurar enmiendas, para correcciones de apuro, para soluciones inmediatas; poseedor del mutis, de la bilocación, de múltiples y ajenos secretos, y de infinitas triquiñuelas gastronómicas.

Pero, ¿qué encierra ese atuendo elegante y gentil sino el cuerpo de un hombre que puede no estar de acuerdo en todo lo que hace y permite, aunque concilie por deber con las “costumbres” de las altas esferas al solo efecto de conservar su trabajo?

Más allá de la larga aventura que despliega Yo, el esmoquin a lo largo de cincuenta años en funciones, aparece la mirada crítica del quien lo luce, el hombre callado que sólo observa y que dicta los modos y el protocolo a seguir. Ese hombre piensa, conjetura, recoge y preserva todo lo que ve, en el silencio de su memoria. Y es precisamente la memoria la voz cantante de esta novela; a veces, desde el atavío; otras, desde el portador.

En la ficción del largo relato, el esmoquin y su amo revisan los recuerdos y seleccionan los pasajes más divertidos, los más descarados y quizás los más agónicos, ya no con el hermetismo que aconseja la formalidad, sino con la vehemencia con la que se defienden los valores íntimos y los juicios subjetivos, con la dura crítica que la realidad de los hechos confronta objetivamente: el derroche y el hambre, el vicio y el sometimiento, la vanidad y el respeto, la soberbia y la humildad; contrastes de una misma especie que, a pesar de sus diferencias sociales, está sometida a las mismas necesidades básicas: la salud, el amor y el respeto.

Son estos algunos de los temas que atraviesa el derrotero del esmoquin, a los que se suman los engaños, la codicia, la gula, el abuso de poder y la abundante lujuria. Un camino de la manga a la belle époque.

Ricardo Rubio