PROHIBIDO CRUZAR EL BORDE DE LOS SUEÑOS, de Josefa Abellá

Prohibido cruzar el borde de los sueños

14x20, 120 pag.

Poesía (2009). Tapa e ilustraciones interiores de la autora. (2009)

PALABRAS EN LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO EN LA BIBLIOTECA NACIONAL

La aparición de un libro es una suma de sucesos que responde a innumerables encuentros y circunstancias de apariencia aleatoria. Desde la trama de las palabras que lo componen, y hasta la hechura del objeto, median tantos imponderables que puede resultarnos inverosímil que las letras de molde encuentren alguna vez a la luz.

Josefa Abellá ha vivido ese azar en varias oportunidades, una azar que responde a su voluntad artística. Es escritora, poeta y artista plástica. Ha editado narrativa y este es el primer libro de sus primeros poemarios.

No está tan franca la intimidad de una persona para ser claramente transferible en ninguna otra manifestación de arte como en la poesía.

Como es dable pensar cuando se trata de material poético, la autora se nos entrega aquí enteramente. Se dirá que esta circunstancia es habitual a cualquier poeta, pero en este caso, la obra que se abre esta noche es un largo poemario que contiene tres libros escritos a lo largo de varios años, no diré cuántos, pero no son muchos a considerar por la edad que supone Josefa, pero sí los suficientes como para acceder a un panorama interior rico y extendido a lo largo de algunos de los últimos años.

Estos tres libros son: Los seis peldaños de la consumación (1982-1994), Tiempos de espera (1997) y Cuarto menguante (2004). Con los que nos confiesa partes de su mundo personal, sus pareceres y sus pasiones. Claro, se trata de Poesía, que no es poco.

Mucho podría expresarse acerca de lo técnico de la obra en un corrillo de análisis. Me limitaré a unos breves conceptos que no tienen, ni quieren, ser definitivos y que están teñidos de una visión personal que no pretende ser, de ninguna manera, concluyente.

La proyección de las pasiones que la autora nos presenta, como pulsos brotados entre el mundo concreto y el espiritual, es su inferencia en los resultados del destino, en la manifestación de sus deseos, en su reacción ante los avatares y eventos que suceden a lo largo del camino.

El acto creativo de Prohibido cruzar el borde de los sueños fragua la melancolía del amor con evocaciones y nostalgias sanguíneas, trazadas con entereza y sinceridad. Pero no cesa el asomo a nuevas fuentes de incitación.

La premisa de no invocar utopías y lo real parece ser uno de los destinos de estos versos:

Me retrasaron las obviedades

cumpleaños

ser un número más que “acompaña” en los entierros

unas persianas bajas en la madrugada

y los libros que, de noche, no debía leer.

Se trata de un trazado abarcador que, seguramente, vibrará en cada corazón que roce. Una suerte de trabajo para la íntima relación entre las partes que componen el juego de la lectura.

Temáticamente, encontraremos, amor, recuerdos, fricciones con el destino en una variada gama de estados de ánimo que completan la figura total de la portadora de la pluma. Y como si eso no bastase, tiene el libro, además de la ilustración de tapa, tres imágenes de su propia autoría con las que nos comparte su actividad dentro de las artes plásticas.

Sólo me resta decir que estas palabras se completan con la lectura serena y una buena disposición de ánimo para estar a tono con la buena disposición de ánimo que Josefa Abellá alimentó para que este libro de libros fuera un hecho.

Aplaudo y festejo esta obra con alegría y gratitud.

Ricardo Rubio